Una carta inédita escrita por Benedicto XVI el 21 de agosto de 2014 salió a la luz en el apéndice del libro Realidad y utopía de la Iglesia. En ella, el Papa emérito defiende la validez plena de su renuncia al papado, aclarando las dudas que circularon en ciertos sectores eclesiásticos y mediáticos tras su histórico anuncio en 2013.
Después de casi ocho años como Pontífice, Benedicto XVI renunció a la Cátedra de Pedro “por falta de fuerzas y con total libertad”, tal como él mismo detalla en la misiva dirigida al teólogo italiano Nicola Bux. La carta responde a las preguntas y controversias surgidas en torno a su renuncia, incluyendo teorías que sugerían que su decisión no fue voluntaria o que su renuncia no había sido completa.
Desacreditando las teorías sobre un “cisma progresivo”
En su escrito, el ex Papa sostiene que “la afirmación de que con mi renuncia solo renuncié al ejercicio del cargo y no también al munus [el oficio pontificio], contradice una clara enseñanza dogmática y canónica”. Además, critica duramente a quienes, especialmente periodistas, hablaron de un supuesto “cisma progresivo” tras su renuncia, afirmando que “no merecen ninguna atención”.
Con estas palabras, Benedicto XVI niega categóricamente las especulaciones que insinuaban que él seguía siendo Papa o que su renuncia había sido parcial o defectuosa.
La renuncia papal, un acto plenamente válido
El Papa emérito defiende también la validez jurídica y teológica de la renuncia papal, indicando que es “perfectamente válida” y fundamentando esta afirmación en el paralelismo existente entre el obispo diocesano y el obispo de Roma en lo que respecta al derecho a renunciar.
En la carta, Benedicto XVI reafirma además el derecho de un Papa emérito a continuar ejerciendo ciertas funciones, como hablar y escribir fuera del ejercicio del pontificado, mencionando como ejemplo sus obras sobre Jesús, las cuales considera “una misión del Señor”.
Benedicto XVI, quien falleció el 31 de diciembre de 2022, deja así un testimonio claro y contundente que contribuye a disipar las dudas y rumores que rodearon su renuncia y su papel en la Iglesia tras dejar el pontificado.